Debería sorprendernos que tener que hacer un diccionario de cuidados sea un proyecto para el siglo XXI. Cuidar, una tarea esencial para el sostenimiento de la vida, sin la cual ninguna persona habría sobrevivido la primera infancia, necesita explicarse. Quizá la razón de ello, es precisamente, que se asume que los cuidados se dan naturalmente. Que no tienen costo. Que son resultado del amor materno, incondicional. Que quien los da, los da por gusto, con entrega. Que cuidar es fácil porque lo motiva el amor, lo impulsa el instinto y lo sostiene la condición biológica. En realidad, la tarea de cuidar se com- prende socialmente como un servicio gratuito que -principalmente – las mujeres tienen que dar de buena gana. Eso lo habilita un sistema de prejuicios y estereotipos sobre los roles de hombres y mujeres, por la idealización de la familia y por un sistema económico que descansa sobre mitos y culpas que han velado la injusticia y las consecuencias negativas de este sistema.
Los datos son ilustrativos. En México hay 22 millones de personas trabajadoras del hogar no remuneradas fuera del mercado de trabajo, de las cuales el 92 por ciento son mujeres (INEGI, 2020). De estas personas, más de 4 millones podrían buscar un trabajo remunerado, pero no lo hacen por dedicarse a los cuidados en el hogar, de las cuales, el 83 por ciento son mujeres (INEGI, 2020). Esta situación de desigualdad ha sido agravada por la pandemia. Las mujeres sufrieron proporcionalmente más los efectos de la pandemia en el empleo. De marzo a junio, 1 de cada 3 mujeres fue expulsada de su trabajo, frente a 1 de cada 4 de los hombres. Además, la recuperación del empleo femenino ha sido más lenta, debido a que se ha intensificado el trabajo doméstico y de cuidados (INEGI, 2021).
Sumado a ello, existen en nuestro país condiciones estructurales -la manera en la que están escritas las leyes y diseñadas las instituciones que ponen a las mujeres en una situación de mayor desigualdad. Por dar solamente un ejemplo, dado que en México la seguridad social está ligada al trabajo remunerado formal, solo 61 mujeres por cada 100 hombres tienen acceso directo al IMSS.
Sin embargo, la tarea de cuidados no debe ser considerada como un tema que le incumbe solamente a las mujeres. El arreglo actual -que descansa principalmente sobre las familias y, particularmente, sobre las mujeres- tiene consecuencias negativas tanto para los hombres como para las personas que reciben el cuidado. Los hombres padecen de un mandato social que les aleja de la posibilidad de cuidar y de crear vínculos afectivos con sus familias, y los efectos sociales de ello son profundos. A las personas cuidadas, las aleja de la posibilidad de tener acceso a cuidados especializados y de poder desarrollarse al máximo de su potencial, como es el caso de las niñas y los niños en primera infancia o las personas con discapacidad.
Desde Oxfam México, agradecemos la colaboración de la Red de Cuidados para construir este diccionario que esperamos será una herramienta útil para las organizaciones, instituciones y personas interesadas en construir una nueva realidad para todas las personas y para todas las familias.
Alexandra Haas Paciuc
Directora Ejecutiva de Oxfam México